¿Te ha pasado en algún momento? Adrenalina, entusiasmo y motivación. De hecho, es bastante común. Nos ponemos ciertos objetivos o propósitos y estamos energía que pareciera inagotable. Nos levantamos temprano, con la motivación a tope, queremos comernos el mundo. Partimos al gimnasio o nos ponemos a leer ese libro o lo que sea… Pero al cabo de unas pocas semanas, todo cuesta un mundo. Ya no queremos despegarnos de la cama, el gimnasio ya no nos apetece, ese libro es muy aburrido… ¡Mierda! La motivación me abandonado.
Dejamos de hacer eso que dijimos que íbamos a hacer, nos faltamos a nosotros mismos. Nos desanimamos y perdemos autoconfianza.
Terminamos abandonando el objetivo que nos propusimos alguna vez con tanta ilusión. Lo aplazamos para más adelante, ese adelante que no llega…
Y no llega porque, ahora tenemos miedo a volver a fracasar. No queremos pasar por esa experiencia desagradable.
Esto es completamente normal. No te tengas lástima. No seas un llorón.
Hay una cosa que tal vez no has tomado en cuenta. La motivación no es una fiel compañera. Casi con seguridad en algún momento te abandonará sin darte previo aviso.
Es así ¿Qué quieres que haga?
No puedo retenerla y obligarla a quedarse, y tú tampoco puedes.
Los estoicos dicen que no debemos de enfocarnos en lo que no podemos controlar. Y bien, la motivación es algo que no podemos controlar del todo.
Pero sabes qué…
Tal vez haya algo que tampoco sepas…
Se trata de la disciplina…
¡Que entre la disciplina!
Se que más veces de las que no, nos cuesta hacer eso que sabemos tenemos que hacer para acercarnos a algún objetivo que podamos tener en mente. Lo típico, cuando nos queremos poner en forma, al cabo de unas cuantas semanas lo terminamos abandonado.
¿Por qué ocurre esto? Es por falta de disciplina. No solo por falta de motivación (ya que esta es fugas y te va a ayudar a empezar como un cohete, pero nada más).
Así, cuando la motivación deja de estar presente, cuando las dificultades de la vida se hacen notar, el cansancio, las ganas de estar cómodo, de quedarse en casa en pleno invierno, es donde entra la disciplina.
Hacer eso que tienes que hacer a pesar de no tener ganas de hacerlo. Es subordinar los sentimientos a la voluntad.
Aquellos no son confiables, pues varían de un momento a otro. Las ganas o no de hacer algo no es una forma confiable de determinar las acciones que llevamos a cabo día tras día.
Si tienes que levantarte temprano para entrenar, pues lo haces y ya. Que tengas ganas o no, es irrelevante.
Bueno, esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero definitivamente se debería cultivar.
La disciplina es como un músculo.
La disciplina se entrena, no está dada del todo. Por lo tanto, no te preocupes demasiado si careces de esta capacidad. Puedes entrenarla e irte volviendo fuerte.
Hace no mucho, yo no tenía la disciplina necesaria para hacer frente a las metas que me imponía. Al final, descontinuaba las acciones necesarias para acercarme a ellas.
Pero me di cuenta de que podía cultivarla. De a poco fui creciendo en esta habilidad de posponer la comodidad en pos de lo necesario para llegar a la meta que me había trazado. No te digo que estoy en un nivel increíblemente alto, pero trabajo en ello.
Y ya te digo que tu hagas lo mismo. Es nuestro deber ser disciplinados. Eso es algo muy masculino.
Para entrenar la disciplina no necesitas maquinas costosas, tampoco complejos programas de entrenamiento que cuestan un dineral.
Es gratuito en dinero, su precio está en determinación, en ganas de salir adelante en la vida. Ansias de superación a nivel personal. Sacrificio, es otro precio que tiene.
Pero no es un gasto solamente. Es más bien una inversión que dará su retorno más adelante en forma de dinero, pero no solo esto, sino en alegría y satisfacción por los logros que se van obteniendo. Cuando te veas y notes que ya no eres el mismo. Eres alguien diferente, alguien mucho mejor de lo que eras hasta hace unos meses atrás.
De flaco con brazos de ramita a súper héroe de Hollywood. De sin futuro a una prominente carrera.
Todo lo anterior requiere de grandes dosis de disciplina.
Entrenar la autodisciplina.
De la misma forma en que te entrenas para superarte en press de banca o en la sentadilla. Al inicio levantarás poco peso, casi te avergonzarás de lo poco que levantas. Sin embargo, que no te importe demasiado.
Porque, si eres lo suficientemente consistente, al cabo de un tiempo levantarás pesos bastante decentes. Serás relativamente fuerte.
En la autodisciplina, ocurre algo parecido. Al inicio no serás capaz de hacer mucho. Aun dependerás de la motivación. Pero al poco tiempo, verás cómo es que comienzas a actuar independiente de tus sentimientos pasajeros.
Es una agradable sensación poder actuar de esta forma. Quizás aún no seas tan fuerte como para proponerte estudiar 5 horas al día para la universidad, ir 2 horas al gimnasio a levantar pesas y tener además un trabajo de tiempo completo. Pero, vamos que ya te habrás encaminado hacia una vida de mayor autocontrol.
Entonces ¿Cómo es que podemos entrenar la autodisciplina?
Cómo entreno yo mi disciplina.
Con acciones que entrañan cierta dificultad y que las voy ejecutando de manera constante en el tiempo y subiendo el nivel.
Por ejemplo, hacer lagartijas 6 días por semana. Es algo que requiere disciplinarse para lograrlo. Dependiendo del nivel en que me encuentre comenzaré a hacer una cantidad determinadas de repeticiones diarias.
Puede ser empezar con 50 y luego ir aumentando todos los días una o dos repeticiones hasta llegar a las 100 de un tirón.
Si supieras lo efectivo que es esto en cuento a desarrollar disciplina y fuerza mental no dudarías en empezar ya mismo.
Pero ¿sabes qué? No es tan fácil como parece, porque, requiere de fuerza de voluntad y no nos gusta ocuparla demasiado.
Entonces, todos los días es una jodida lucha. Hay días en que no quieres hacer tus 50 lagartijas. Te dices que las haces después o que ahora estás apurado.
Al final, no las haces y se siente una mierda.
Pero al otro día el marcador vuelve a estar en 0 y otra oportunidad para tu revancha. Esto no para señores. Es cosa de todos los días, así es que no te confíes.
Lo bueno de todo esto, que después de un tiempo prudente te vuelves fuerte como la roca. ¡Disciplina! Eso es lo que conseguiste. Un hombre masculino cumple con su palabra y cuando se trata de hacer lo que dijiste que ibas a hacer, esta será una de tus principales aliadas.
En definitiva, ponte pequeños hábitos y toma el compromiso de ejecutarlos consistentemente los días (o 5-6 días en la semana). Verás cómo esa fuerza de voluntad, esa capacidad de apartarse de los sentimientos pasajeros y hacer lo que se tiene que hacer pasa a ser parte de ti.
Si quieres saber cómo es que entrene mi disciplina por 30 días revisa esta publicación.
Los vaivenes de la vida.
Al momento de escribir estas letras he estado pasando por momentos de cambios en mi vida. De subidas y bajadas. Lo cual, ha resentido mi disciplina y mi foco.
No es algo tolerable, por lo mismo, le he estado buscando solución. Que la falta de tiempo no sea excusa, que los cambios que experimentamos no sean excusas, es más, son parte de la vida misma.
Cuando sientas que la vida sube y baja, hay crisis o que tu área de control se reduce tened un plan para no perder el foco en lo que si tienes influencia, entre ellas tus metas y vivir conforme a los valores auténticos.
Algo que a mí me ha servido en estos momentos es escribir en mi cuaderno de ideas sobre posibles soluciones.
En cuanto al ejercicio, lo he dejado un poco pero aún mantengo regularidad. Actualmente, estoy viviendo en 2 lugares. En uno tengo un gimnasio en casa con todo lo necesario para poder entrenar.
En el otro, no. Y durante los últimos 2 meses he estado más tiempo en este lugar. Para solucionar el problema, básicamente entreno calistenia en mi cuarto o voy al parque que está en la playa. Es divertido ciertamente.
Para poder mantenerme avanzando en mis proyectos personales si bien ahora no dispongo de tanto tiempo, me he dado a la tarea de organizarme de tal modo que pueda enfocarme en lo más importante.
Son pequeñas acciones a las cuales le dedico pocos minutos la mayoría de los días, pero mi compromiso es hacerlas constantemente. Ya podré liberar más tiempo y dedicarle más.
Eso sí, lo primero es determinar qué es eso del 20% que trae el 80% de los resultados (ley de Pareto). Me concentro en esas pocas actividades que traen la mayor parte de los resultados o que más me acercan a la meta que me he propuesto).
Esto te da un orden mental y, por consiguiente, paz mental. Reduce mucho el estrés.
Por eso acá te dejo algunas directrices que es bueno tener presente en los momentos complicados de la vida. Bueno, diría que en todo momento:
- En mi caso soy un católico tradicionalista y trato de orar. Pido a Dios y la Santísima Virgen me den claridad.
- Para y ponte a pensar cómo retomas el control de tu vida. Qué está en tus manos hacer para mejorar la situación, cómo te ordenas y adaptas a las nuevas circunstancias.
- Clarifica tus objetivos.
- ¿Van acorde a tu misión y valores?
- Determina qué acciones son las que producen mayor resultado o te acercan más a tu meta. (Aplica la Ley de Pareto del 80/20).
- Esas pocas acciones anótalas y ejecútalas todos los días a ser posible.
- Clarifica tu situación actual con el fin priorizar tus acciones. ¿Cuáles son posibles de realizar y cuáles no?
- Soluciona los posibles obstáculos con los que te vayas a pillar. Trata también de tener todo organizado, limpio y ordenado, esto es disciplina. Anticípate. Si ves que trabajarás con tu laptop, asegúrate que esté cargada y tengas baterías o cargadores de repuesto; si solo puedes entrenar a las 5am y tu gimnasio abre a las 7am, entrena en casa o ve al parque de calistenia o adquiere equipo extra, acá hay varias opciones.
- Determina una franja horaria para ir al ataque.
- Hazlo todos los días sin importar qué. Las únicas excepciones deberían las emergencias o ese tipo de cosas. No cuando no tienes ganas y estás demasiado ansioso.
- Requiere de compromiso. Toma el compromiso de hacer lo que tengas que hacer. Solo hazlo ¿Tienes solo 30 minutos? Hazlo. La clave está en ser consistentes, hacer todos los días un poco. Te presentas al entrenamiento todos los días y ya está.
Se trata de repetición.
Todo esto se trata de repetición, las ganancias se acumulan, aunque parezcan insignificantes al principio. Verás que después de 1 año siendo consistente eres otro. Más rápido, más hábil, más inteligente, más seguro, más fuerte.
No desprecies los pequeños avances, porque, son avances después de todo. En la mayoría de las cosas verás que necesitas ir paso a paso, es un maratón, no un sprint. Conseguir el cuerpo de una estatua griega, es un trabajo de largo aliento. Llegar a una posición financiera estable es un trabajo de largo aliento. Mejorar tus habilidades sociales también lo es.
Lo que ocurre es que todos vemos en la televisión y demás medios masivos los casos de hacerse rico de la noche a la mañana o el cambio físico de 3 meses. Lo que te puedo decir respecto a aquello es que pueden ser excepciones y que los medios de comunicación lo magnifican para causar sensacionalismo y con ello vender más. No es lo típico, no deberías pretender ser alguien tan especial que consiga hacerse rico en un año.
Cuando la motivación desaparece (porque, va a desaparecer) ¿Qué vas a hacer? ¿Dejarlo todo y volver a los viejos hábitos que te perjudican? O que entre la disciplina y haga lo suyo.
Ama el proceso, tendrás menos ansiedad y lograrás más.
Eso es todo por hoy.
Damián Cáceres.
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