No Rendirse Jamás: La Historia de los 77 de la Concepción.

«Amigos chilenos: si os encontráis en igual situación a la de los setenta y siete de la Concepción, sed sus imitadores; entonces agregaréis una brillante página a la historia nacional y haréis que la efigie de la Patria se muestre una vez más con semblante risueño, simbolizando en su actitud los hechos de sus hijos. Soldados: seguid siempre en el sendero del deber, con entusiasmo y abnegación; conservad la sangre fría y el arrojo de los Caupolicanes y Lautaros; sed siempre dignos de vosotros mismos y habréis conseguido la felicidad de la Patria.

Proclama de coronel Estanislao del Canto.

Hubo una vez 77 héroes que lucharon hasta rendir sus vidas por su patria. “La palabra rendición ellos no la conocían”. Sin importar que el enemigo sea abrumadoramente mayor en número. Lo darían todo por un noble ideal.

Esta es la historia de los 77 chacabucanos que pelearon en el “Combate de la Concepción”.

Nos inspiramos con el cine, especialmente Hollywood, vemos películas como Rambo, o como la de los 300 espartanos. Que, de todas maneras, son muy buenas.

La historia de los 300 espartanos es inspiradora para los hombres de hoy, necesitados de esa guía masculina que los haga hacer y luchar por cosas trascendentes.

En lo personal me inspira esa historia…

Aunque en esta oportunidad te voy a traer una historia similar, pero de estos lugares. De Hispanoamérica.

Es que tenemos un montón de historias inspiradoras de las que podemos sentirnos orgullosos. Colmadas de gloria.

Pero las hemos olvidado como sociedad.

Por ese motivo, empezaré a traer al blog más historias de heroísmo de nuestra nación hispana, porque, no podemos vivir como si no tuviéramos una tradición que resguardar y continuar.

Vivir como quiere este mundo liberal que vivamos… Esto es, sin apegos, sin sentimientos de pertenencias, sumidos en el hedonismo, el desorden sexual, la masturbación el porno, drogas y más. Se fomenta una forma de vida atomizada como si hubiéramos nacido solos y no necesitáramos de los demás para vivir.

La realidad es que somos interdependientes. Pero eso es tema para otro artículo…

Tenemos una historia, antepasados, una fe que cultivar y cuidar.

También te dejo en claro, que las siguientes publicaciones incluirán historias de heroísmo de todo Iberoamérica (es que tenemos una vasta historia en común). Además, de otros hechos, de otras partes, pero dignos de mención.

Bien, de esta manera te paso a narrar esta historia llena de puro heroísmo. Espero que te inspire como lo ha hecho conmigo y con generaciones de jóvenes chilenos.

Los 77 del Chacabuco.

Hacia 1879 tubo lugar una guerra entre tres países vecinos -que otrora formaran parte del mismo imperio-. Larga fue esta guerra que dio lugar a muchos episodios heroicos por ambos bandos. Por un lado teníamos a los aliados conformados por los países de Perú y Bolivia y por el otro, a Chile. Fueron 5 años de campaña que curtieron a los guerreros que participaron en ella, aunque Bolivia se retiro tras la épica batalla de Tacna en mayo de 1880.

Recordado es el combate naval de Iquique donde Prat y los suyos dieron ejemplo de valentía sin igual y donde Grau dio muestras de honor y caballerosidad.

Recordado también es la batalla de las Termóphilas donde una coalición de unos 7000 guerreros griegos de las distintas polis (entre ellos los 300 espartanos) se enfrentó a unos doscientos mil persas (las cifras varían, algunos afirman que eran un millón, lo cual, es muy poco probable por la logística que todo eso implica). Dieron batalla rechazando en cada ataque a los persas de Jerjes I. El rey Leónidas era quien dirigía las acciones de la coalición. Al final, fueron traicionados y los persas pasaron por un sendero por la retaguardia griega, aunque los espartanos y unos cuantos miles de soldados griegos más se quedaron hasta el final dando tiempo para una retirada ordenada del resto del ejercito de la coalición.

Volviendo a esta guerra, que se le llama Guerra del Pacífico, Hubo unos cuantos episodios como el arriba mencionado. Luchar hasta el final sin haber rendición.

El que te paso a relatar sucedió ya en la última etapa de la guerra. En la campaña de la sierra peruana. Donde 77 chilenos, pertenecientes a la cuarta compañía del batallón Chacabuco se enfrento a unos 300 a 400 soldados peruanos y una cifra aún mayor de guerrilleros.

Todo esto tubo lugar en un pueblo llamado Concepción o La Concepción, ubicado en la Sierra peruana.

Los 77 Chacabucanos estaban al mando del teniente Ignacio Carrera Pinto (en realidad había sido ascendido a capitán, sin embargo, él no lo sabía). Era nieto de José Miguel Carrera, prócer chileno y sobrino del expresidente chileno Aníbal Pinto.

El comandante de las fuerzas peruanas era el coronel Juan Gastó quien envió un emisario a donde Carrera Pinto para intimarle rendición. La respuesta del oficial chileno fue:

” En la capital de Chile existe inmortalizada en bronce la estatua del prócer de nuestra independencia, el general José Miguel Carrera, cuya misma sangre corre por mis venas, por cuya razón comprenderá usted que como chileno no me intimidan ni el número de sus tropas ni las amenazas de rigor. Dios guarde a usted”. Ignacio Carrera Pinto

Entonces, no iba a haber rendición.

Eran las 14:30 horas del día 9 julio de 1882 cuando se inició este épico combate. Debemos tener en cuenta que las tropas chilenas solo contaban con alrededor de 100 balas por soldado, y si bien no todos los soldados peruanos contaban con armas de fuego (los soldados del ejercito regular si contaban con ellas), superaban ampliamente en número a los chilenos.

De esta forma, los de Carrera Pinto cerraron las esquinas de la plaza de armas disparando de manera muy calculada y parapetándose. El combate se prolongó por horas, unas 20 horas… El primer oficial en rendir su vida por la patria fue su comandante, el capitán Ignacio Carrera Pinto.

A esos de las 6 de la tarde ante la imposibilidad de seguir peleando desde las esquinas de la plaza, debieron resguardarse en el cuartel improvisado, que estaba en el edificio contiguo a la iglesia del pueblo. Desde las ventanas hacían disparos calculados, manteniendo una frialdad heroica.

Pero por mucho que utilizaran eficientemente sus municiones, simplemente eran demasiados. Así, los peruanos decidieron incendiar el techo del edificio contiguo a la iglesia donde se encontraban los chilenos para obligarlos a salir o rendirse.

No salieron, tampoco se rindieron, y así el combate se prolongo por horas, hasta que a eso de las 7 de la mañana las fuerzas peruanas efectuaron forados en las paredes y en ese instante entraron los soldados y guerrilleros peruanos librando una encarnizada pelea con los soldados chilenos…

Todos los chilenos perecieron. Los 76 chacabucanos y un soldado del regimiento Lautaro que se encontraba enfermo de tifus.

Eran alrededor de las 9 de la mañana y se daba por terminado este épico combate. 77 son los hombres que dieron sus vidas por el honor de la patria.

Estar dispuesto a dar la vida por lo que uno ama.

Estos jóvenes que perecieron en aquel combate, lo dieron todo por su patria, sin duda es que la amaban y su honor estaba por encima de sus propias vidas.

Por encima de sus futuros. Como el subteniente Luis Cruz Martines, quien solo tenía 16 años siendo uno de los pocos afortunados que cursaba estudios de secundaria (solo una minoría podía acceder a estos estudios en aquella época) y se preparaba para cursar estudios superiores en la universidad. Lo cual, le hubiera asegurado un buen pasar en lo económico.

Así como el capitán Arturo Prat quien siendo abogado y pudiendo asegurarse un buen pasar económico, no tubo cálculos mezquinos y simplemente cumplió con su deber como chileno y marino en el combate naval de Iquique.

Así fue la entrega de estos 77 valientes.

El capitán Carrera Pinto lideraba las cargas que efectuaban en la plaza para despejarla de enemigos que ya la inundaban. Fue en la segunda carga cuando cayo para no levantarse más y quedar gravado no solo en la historia militar de su país, sino también en la historia de esos héroes que inspiran a toda una civilización, así como los 300 espartanos de las Termópilas.

Ejemplo de liderazgo.

¿Qué hubiera sido de esos soldados, muchos de ellos bordeando su niñez, sin el ejemplo que le dieron sus oficiales y suboficiales, de valentía y liderazgo?

Era un combate en donde no se necesitaba mucho para darse cuenta de que no iban a salir vivos de ahí a menos que llegarán los refuerzos que esperaban pero que cuando llegaron ya era tarde.

Aquellos soldados siguieron a sus líderes ciegamente, dispuestos a rendir la vida por su patria.

El subteniente Luis Cruz Martines fue el último oficial en dar su vida. Más no fue el último chileno en morir. Aún quedaban 4 soldados vivos y ¿Qué hicieron? Pues seguir el ejemplo de sus oficiales y camaradas, rendir sus vidas por el honor de la patria y no quebrantar la tradición de que un chileno no se rinde.

Disciplina y organización.

Algo que en el Ejercito se enseña y practica hasta niveles extremos es la disciplina y la organización. Un soldado debe ser disciplinado y llevar una buena organización tanto de sus asuntos personales como de todo lo que le es confiado por el mando y su institución.

Todo esto tiene una razón de ser. La disciplina se lleva a niveles extremos no por caprichos de algún mando que quiera fastidiar a los suyos.

Se necesita un Ejercito que sea capaz de actuar con eficiencia, de manera coordinada y con decisión.

Los 77 soldados chilenos que resistieron en el combate de Concepción, en la sierra peruana, actuaron de manera disciplinada. Tenían solamente 100 tiros por soldado, fueron eficientes en esta tarea, ya que lograron resistir por unas 20 horas de combate.

El capitán Carrera Pinto ordenaba cargas que el mismo lideraba hacia la plaza para despejarla de enemigos, muchas veces yendo a bayoneta calada, para luego retroceder ordenadamente hacia el cuartel a reabastecerse.

Fue así como cayo este comandante de la cuarta compañía del Chacabuco. De un disparo en el pecho en su segunda carga.

Para eso es la disciplina extrema. Para en momentos así, no perder el control de la situación y hacer lo que se tenga que hacer para vencer o de lo contrario vender cara la derrota.

Y te preguntarás ¿Cómo es que puedes utilizar esto tú, que no eres militar, que no estás en una guerra (afortunadamente)?

Esto puede ser inspiración para levantar a ese guerrero que llevas dentro, pero también nos dice el valor de la disciplina y la importancia de desarrollarla. Y si es preciso, a niveles extremos.

Porque, te aseguro que en más de una ocasión la necesitarás, habrá episodios en tu vida en donde debas mantener la calma, pensar con frialdad y hacer lo que debes hacer.

Sin disciplina sigues siendo un niño.

Estos soldados, muchos de ellos eran adolescentes, algunos bordeando la niñez. El mismo subteniente Cruz Martines, tenía apenas 16 años. Y no se intimido por estar rodeado de cientos de enemigos dispuestos a aniquilarlo a él y a los suyos. No se dejó arrastrar por el miedo que seguramente se le presento en algún momento del combate. Lo controló, lo hizo a un lado y cumplió con su deber como oficial, militar y chileno, y lo hizo con valor y arrojo.

Un héroe no se forma de un día para otro.

¿Crées que puedes ser un héroe, no preparándote en las pequeñas cosas del día a día?

Puede ser…

Pero lo mas común es que un héroe se forje todos los días de su vida. No es solamente un acto y ya.

Va en cada decisión que tomamos todos los días, en lo que hacemos; en cultivar valores y no renunciar a ellos por nada, a menos, que suponga unos valores más elevados.

Te ofrecen un trabajo en donde básicamente tienes que engañar a los clientes, arruinarles la vida, a cambio un salario alto. ¿Lo tomas de todas formas?

Tienes que traicionar a tu amigo, por beneficios personales. ¿Lo haces?

Son cosas en las que podemos encontrarnos mas de alguna vez. Y debemos tomar una decisión.

Además, hay otro tipo de situaciones en donde tienes que practicar y desarrollar el coraje.

Puedes en un momento determinado, dar alguna presentación a varias personas. Algo no fácil de hacer, donde tienes que enfrentar el miedo.

Acercarte a la chica que te gusta a hablar.

O hacer esas llamadas de ventas.

Si buscas un poco siempre habrá cosas que te dan un poco de miedo.

Acostúmbrate a hacerlas si toca hacerlas.

El autocontrol y la disciplina.

Durante el combate los soldados chilenos solo contaban con 100 tiros cada uno. Pero eso es muy poco en condiciones mas equilibradas entre las fuerzas, con mayor razón aún, cuando se trataba de cerca de 2 mil adversarios.

En una situación así, estando superados en número, rodeados por el enemigo y aislados en una zona hostil, mantener la mente fría se hace muy complicado.

Hace falta una buena dosis de autocontrol y disciplina.

Sin duda, esto logrado con el entrenamiento y la experiencia en la guerra (pese a todos ser muy jóvenes).

¿Cómo es que podemos desarrollar más autocontrol y disciplina?

Si has leído mis otros artículos te darás cuenta de que siempre estoy fomentando el desarrollo de la aptitud física.

El ejercicio o alguna actividad física hace un buen trabajo respecto de forjar autocontrol. Vas a requerir disciplina para asistir a tu entrenamiento. Y créeme, habrá días que no querrás entrenar.

A mi esto me sucede a menudo, simplemente no tengo motivación para entrenar después de un día largo de trabajo. Pero aún así, hay que hacerlo.

Entonces, entrena, aunque sean unos pocos minutos al día.

Además, que seguir corriendo pese al cansancio, por un lado, te ayuda a lidiar con la incomodidad a la vez que haces lo que tienes que hacer. Y por el otro, pese a esa incomodidad o dolor guardas la compostura, te mantienes en la batalla y sigues hasta lograr el objetivo trazado o hasta donde más puedas. Esto último, desarrolla como no te imaginas el autocontrol.

Otra cosa que puedes hacer son las duchas periódicas con agua fría. De hecho, esto es habitual en el Ejercito. Estas te vigorizan, te dan una buena dosis de claridad mental y te sientes jodidamente bien.

Pero la queremos evitar. Es una situación demasiado incómoda como para ponernos bajo la ducha voluntariamente. No es agradable y no creo que uno se termine acostumbrado al agua fría. Por lo que siempre es un reto.

De esta forma estamos desarrollando el músculo de disciplina, todos los días haciendo cosas incómodas (como las duchas de agua fría). Y fortalecemos el carácter.

Ponte pequeños retos día con día. Asegúrate de cumplirlos y verás cómo tu disciplina se dispara.

Algo muy bueno también, es ponerte a practicar algún tipo de arte marcial y realiza sparring. Te ayudará a mantener el control en una situación estresante como una pelea, pero en un ambiente controlado.

Ser hombre hoy en día.

En una de esas, no vamos a tener que participar en una guerra (como la que vivieron los 77), o en una de esas sí. Y más vale estar preparado.

Pero la disciplina, vivir una vida con propósito y con valor es algo que podemos aplicar en el día a día. Levantarse un poco más temprano para hacer tu rutina de ejercicio, o parar orar, o para estudiar… O para hacer todas las anteriores. Así es como suelen vivir los guerreros ¿no?

En esos actos pequeños del día a día podemos ir entrenando cualidades como la disciplina, el autocontrol, el coraje. Puede que ahora seas un niño asustado, pero eso no tiene por qué ser así el resto de tu vida. Puedes hacer el cambio.

Son pequeñas acciones que acumuladas pueden producir resultados sorprendentes.

Por ejemplo, duchas de agua fría todos los días, ejercicio a diario, aunque sea unos pocos minutos, hacer algo que te de cierto miedo (¿te cuesta hablar cuando hay más gente? pues vamos haz el intento y verás que no es tan terrible después de todo).

Presiónate cada cierto tiempo a dar más. En este sentido, el entrenamiento físico será tu aliado. Cualquiera sea tu deporte, vamos ponte presión en cada entrenamiento, verás que poco a poco eres mejor, y eso se transfiere a las otras áreas de tu vida.

Crearás este hábito de la superación y lo aplicarás en tus estudios, en tu trabajo o carrera, en tu negocio, el deporte, en fin, en cuanta cosa hagas.

Otra cosa que es importante desarrollar, es la integridad, el hecho de tener principios y no traicionarlos. Así como estos guerreros, tenían en el deber de defender el honor de su patria, incluso a costa de sus propias vidas, pues, no vacilaron en cumplir con su deber.

El deber, es algo que no podemos eludir. En el mundillo de la superación personal de Internet, hay una corriente que nos dice que “hagamos lo que queramos hacer”. Eso es basura, propia del mundo liberal en el que vivimos.

En realidad, no somos individuos aislados el uno del otro. Vivimos insertos en una comunidad, tenemos padres, hermanos, hijos, amigos, compatriotas; tenemos una historia común.

Entonces, respondemos a lo que es nuestro deber.

¿Cuántos de estos soldados “querían” vivir una vida tranquila, con una carrera por delante que les hubiera permitido tener cierta riqueza, tal vez, viajar a otras partes y llevar a cabos “sus sueños”?

Pero el deber con la patria se impuso.

Con esto no quiero decir que tengas que renunciar a tus anhelos, mas si estos son buenos. Querer ser médico, o empresario o viajar a tal o cual país, son cosas que te puedes proponer y convertirlas en metas.

Pero tienes que jerarquizarlas. Algunas serán más prioritarias que otras. Habrá aspectos que están por sobretodo.

Dios, patria y familia.

Nos dice claramente que es lo más importante para todo hombre.

Conclusión.

Está historia llena de épica nos muestra el valor del honor, de la bravura, la lealtad hacia la Patria y los propios camaradas, el liderazgo, entre otras más.

Nos inspira y nos sirve como modelo en la vida misma. Prepararse en las cosas pequeñas, no abandonar cuando así es necesario, aunque las cosas se hayan puesto cuesta arriba.

En los momentos en dónde todo parece perdido, pues solo queda vencer y cuando no se puede vences, queda luchar hasta dar la vida si fuese necesario.

Los hombres de hoy necesitamos recordar lo que somos, también “recordar” nuestra propia historia. Hemos olvidado a nuestros antepasados y su legado que debemos honrar y emular. Nos han dejado una historia llena de heroísmo y valentía.

Porque, cuando tenemos esto claro, se pone más difícil que nos cuelen ideologías posmoderna y degeneradas.

Necesitamos inspirarnos y está historia es una de aquellas que nos mueven a no solo a admirar a estos guerreros , sino también a querer en mayor o menor medida, emularlos.

Los hispanos tenemos un montón de historias que nos deberían poner orgullosos y así, motivarlos a ser mejores.

Un abrazo guerreros.

Damián Cáceres.