Siendo egoístas es como podemos ayudar. Siendo egoístas es como somos generosos. Sí, así es… Y con esto no me estoy refiriendo a la concepción que nos dice que tenemos que dejar todo para uno mismo, sin importar los demás.

No me refiero a eso.

De hecho, amigo mío, siendo generoso con los demás y no con uno mismo, es una forma egoísta de ser en la vida.

Es ser egoísta con uno mismo y con los demás.

Pero, te vuelvo a recalcar, no te estoy diciendo que debas dejarte todo para tí sin compartir nada y dejando de lado a todas las personas que te rodean.

Ahora te aclaro a me refiero más específicamente.

El egoísmo es generosidad.

Cuando nos dejamos a un lado en todo momento, cuando dejamos de lado mejorar continuamente, en el momento en que dejamos nuestros objetivos de lado, nuestras ambiciones a un lado, nuestros ideales a un lado…

Cuando dejamos a un lado una vida fiel a nuestro Credo y valores.

Es ahí, el instante en que nuestra aparente generosidad, se convierte en egoísmo.

Es que vivir conforme a nuestro Credo y objetivos, trae como consecuencia que se mejore la vida de otras personas. No solo la de uno.

¿Cómo?

Supongamos que tienes la ambición de ganar un millón de dólares con tu negocio.

Aparentemente esto puede parecer egoísta. Incluso te lo pueden decir otras personas cercanas a tí.

Ya sea porque dedicas mucho tiempo a construir un negocio de un millón de dólares, porque, ya no sales tan seguido con tus amigos a emborracharte, o ya no te la pasas tampoco en las reuniones familiares, en fín, has dejado de lado muchas cosas.

La obsesión es parte de tí.

Lo que otros no ven, es que al lograr tu objetivo, tu entorno inmediato se ve increíblemente favorecido.

Tú te ves favorecido.

Tus clientes se ven favorecidos. Si eres un líder de verdad, tus empleados también.

Eso es una forma de generosidad y es magnífica. Y no estoy exagerando.

Estarías contribuyendo de manera positiva en cientos o  miles o tal vez, en cientos de miles de personas, en mayor o menor medida.

Los hombres estamos orientados a lograr metas.

Somos el resultado de millones de años de evolución. Y es en este proceso evolutivo que el hombre se fue volviendo más orientado a lograr sus objetivos.

¿Cuál es la razón?

Yo te pregunto… ¿Quién era, en tiempos prehistóricos, el encargado de proveer a la tribu de alimentos y protección?

Los hombres.

La caza ya sea, de un mamut, una gacela o algún otro animal, era el objetivo del hombre en aquel tiempo.

Las diferencias entre hombres y mujeres son evidentes, pero hay una que grafica lo que te acabo de decir.

Los hombres tenemos una visión más de túnel. Se denomina visión tubular.

Esto porque, de esta manera se fija la vista en el objetivo, que en el caso del hombre prehistórico, era la presa que iba a ser cazada.

No es un acto egoísta tener objetivos y tener obsesión por alcanzarlos.

Todo lo contrario. El hecho evidente, está en cómo la naturaleza nos fue diseñando. De fijarse objetivos y cumplirlos dependía que todos los integrantes de la tribu pudieran alimentarse y estar protegidos de posibles depredadores.

Hoy en día, han cambiado nuestros objetivos, vivimos en la sociedad moderna. Pero acaso Warrior ¿no quieres lo mejor para tí, tu familia y tu país?

Cuando se tienen férreos valores y se vive conforme a nuestro Credo, ser obsesivos con alcanzar nuestras metas, se vuelve un acto de generosidad.

Hasta la próxima

Damián Cáceres.